- Antes de que te vayas a tu casa, tengo que decirte una
cosa: ¡No seas capulla y habla con Héctor! –soltó Valeria con cara de enfado,
intentando ser convincente.
- ¿Ya estás otra vez con eso? ¡No quiero volver a verle! Ya
te lo he dicho antes.
- O lo ves y hablas con él por tu propia voluntad, o hago yo
que os encontréis otra vez. Tú misma… ¡Y no es una amenaza! –le dijo Valeria
señalándola con el dedo.
- Pues no será una amenaza, ¡Pero lo parece! –contestó
Miriam riéndose. Y es que su amiga tenía unas ocurrencias y una chispa que
hasta en el momento más amargo, la hacía sonreír. – Y tú contéstale a quien tú
ya sabes, sino te las tendrás que ver conmigo.
- ¿Quién es ahora la que está amenazando a quién?
- Me voy porque sino al final, con la tontería, veo que
discutimos… Hablamos mañana para concretar que nos llevamos al viaje, ¿te
parece?
- ¡Estupendo! Hablamos mañana.
Una vez que Miriam se metió en el ascensor, Val cerró la
puerta de su casa y se quedó un rato apoyada en ella pensando en qué le podía
contestar a Javier. Él necesitaba una explicación de por qué se fue de su casa
sin avisar. Y ella necesitaba una explicación sobre lo que había sucedido en el
pasado.
Sin querer pensarlo más, volvió a coger el portátil y se
sentó sobre la cama, mientras el sol de diciembre luchaba por colarse por la
ventana y calentar algo la
estancia. Después de leer y releer el email de Javier varias
veces, le quedó clara una cosa y a la vez, la más importante: “Me quiere”. Dijo
Valeria en voz alta para que sus oídos escucharan sus propias palabras, y así
poder creérselo.
Y es que cuando Javier dice “Te quiero” es porque lo siente
de verdad. Todavía recuerda la primera vez que se lo dijo, y la de meses que le
costó arrancarse. Sonríe como una tonta al recordarlo. Fue una bonita época.
“Éramos felices”.
Y así, recordando todo lo bonito pasado con Javier, sin
darse apenas cuenta, ya tenía escrita la contestación al email.
De: Val
Para: JaviAsunto: Re: Cobarde
“Siento haberme ido
sin decir nada, pero cuando me desperté y me encontré otra vez en tu cama, me
pudo la presión y tuve que huir. Lo siento, de verdad. Al igual que siento el
espectáculo tan lamentable que tuve que dar anoche. Si te soy sincera, de la
mayoría de cosas no me acuerdo. Y de otras, creo que prefiero no acordarme.
En cuanto a la
conversación que tenemos pendiente, tendrá que ser ya para el año que viene. En
un par de días me voy de viaje y no vuelvo hasta la noche de Reyes. Por favor,
no me busques durante estos días ni me preguntes dónde me voy. No me sigas. No
me llames. Necesito tiempo para procesar todo lo que ha pasado desde que nos
hemos vuelto a encontrar.
Bonita canción pero lo
de “Cobarde” se queda corto para definirte.
Cuando regrese,
hablamos. Yo también necesito una explicación.
Val
P.D. Las bragas puedes
quedártelas, así ya tienes parte del disfraz de Carnaval.”
De camino a su casa Miriam iba pensando en la amenaza de
Valeria cuando escuchó el sonido de su móvil. “Qué se le habrá olvidado decirme a esta loca” pensó. Pero no era su
amiga, era Héctor.
“Que tal llevas la
resaca preciosa? Necesito volver a verte”
Devolvió el teléfono a su bolso. No pensaba contestarle por
mucho que Valeria le insistiera. Iba a alejarse de él pasara lo que pasara.
Los siguientes días trascurrieron volando para Valeria y
Miriam. Entre preparativos, compras y el trabajo no les quedó apenas tiempo
para respirar, ni para pensar, cosa que ambas agradecieron. Sin embargo, para
Héctor y Javier los días eran eternos. Héctor no se separaba ni un segundo de
su móvil. Había roto su palabra, la había llamado y le había mandado varios
mensajes, pero ella ni contestaba ni cogía el teléfono. Necesitaba volver a
tenerla entre sus brazos y ni siquiera podía hablar con ella. No sabía que
hacer.
Javier, por su parte, no era capaz de concentrarse en nada
de lo que hacía. Aun podía sentir el aroma de Val en su piel, pero debía darle
el espacio y el tiempo que ella le había pedido. ¿Dónde se iría? ¿Con quién?
¿De verdad lo llamaría a la vuelta? Tenía que confiar en ella.
Ambas muchachas estaban sentadas en la sala de espera del
aeropuerto haciendo planes de todo lo que querían ver y hacer en su viaje.
- ¡No nos va a dar tiempo de hacer todo! – dijo Miriam.
- ¡Que si! Ya verás como todo es cuestión de organizarse. – Contestó Valeria mirando su guía.
- No será Héctor al que le estás colgando el teléfono todo el rato, ¿verdad? – Dijo Valeria con gesto molesto – Habrás hablado con él…
- Necesito pensar, Val. Dame un respiro. ¿Tú contestaste a Javier?
“Me voy unos días
fuera. Necesito aclarar ideas. Hablamos a la vuelta, después de Reyes, vale?”
La respuesta no tardó en llegar: “Estaba preocupado. Al menos podrías contestar a los mensajes. Te daré
el tiempo que necesites, pero no me eches de tu vida sin una oportunidad y sin
explicación”.
¡Qué peligro estas dos en NY!
ResponderEliminarjajajaja! Pues fíjate que yo creo que en el fondo son inofensivas... ;)
Eliminar¡Estás nominada en mi blog!
ResponderEliminarhttp://bandidadicta.blogspot.com.es/2013/06/premio-ii-one-lovely-blog-award.html
Graciassssss!!!!! :)
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