Cuando los chicos se
acercaron a ellas, Val no podía dejar de mirar a uno de ellos. Era más alto que
ella, moreno y tenía unos ojos verdes brillantes y una sonrisa, que la
hipnotizaron desde el primer momento.
- ¡Hola! Me llamo Cristian
¿Y tú? –entonces Miriam le dio un codazo a su amiga que le hizo salir de su
nube.
- Perdona. Yo soy Valeria.
Encantada –Y le dio dos besos al muchacho, que sonreía al sentirla tan cerca.
–Y ella es mi amiga Miriam.
- Encantado. Él es mi amigo
Pablo. El resto del grupo es más vergonzoso y no se ha querido acercar –comentó
con una tímida sonrisa.
Mirando la guía que Valeria
llevaba entre las manos, dijo: -Veo que todos viajamos al mismo sitio.
- ¿También vais a New York?
–La sonrisa de Val lo decía todo- Podíamos quedar allí algún día todos ¿Qué os
parece? ¡Siempre está bien encontrarte españoles en la otra parte del mundo!
- ¡Eso estaría genial!
–Cristian mirando su reloj, añadió: Creo que ya es hora de embarcar. Déjame que
te ayude con la maleta y así concretamos de camino.
- ¿Pero que llevas ahí
dentro, para que esto pese tanto?
- ¡A mi marido! Es que así me
ahorraba el pagar su billete – Contestó Valeria haciendo reír a todo el grupo.
Durante
el vuelo Val y Miriam no habían parado de hablar con el grupo de chicos que se
les habían acercado en el aeropuerto. Todos iban a pasar allí las navidades y
casualmente también volvían en el mismo vuelo. Habían hecho planes de hacer
turismo todos juntos, ya que se habían caído bien desde el principio. También
pasarían juntos la fiesta de Nochevieja. Ellos no era la primera vez que
visitaban la ciudad, así que les servirían de guías.
Al
separarse en el aeropuerto de NY para dirigirse a sus respectivos hoteles se
dieron los teléfonos y la dirección de sus alojamientos.
- Esta ciudad es
impresionante y el hotel una pasada –Comentó Val ya en la habitación.
- ¿Y cristian? –dijo Miriam
con una risita.
- ¿Qué pasa con Cristian?
- Venga, Val… ¡No me digas
que no estabas tonteando con él!
- ¡Pues igual que hacías tu
con Pablo!
Ambas
empezaron a reír y a comentar el viaje, y a sus nuevos amigos. Quizás, con el
tiempo, llegaran a convertirse en una parte importante de sus vidas. O no…
Los
días previos a la Nochevieja los pasaron disfrutando de la ciudad, de su comida
basura, de los rascacielos, de sus calles, sus teatros, sus noches….
- ¡Val, por favor! Basta de
fotos. ¡Sabes que las odio!
- Y tú ya sabes que la
fotografía es mi vida y mi pasión. Así que no me toques la cámara que nos
conocemos…
- Desde luego… no hay quien
pueda contigo. –Soltó Miriam con un resoplido.
- Venga, las últimas. Pablo,
ponte tú con Miriam.
- Suelta la cámara y ponte tú
con Cristian. -Se rió Miriam.
- ¡Hay que ver como eres!
–Sonrió Val mientras posaba con Cristian.
De
vuelta al hotel Valeria empezó a subir fotos a su perfil de Facebook.
- ¡Vamos a dar envidia y
que se jodan los de mi pueblo!
- Jajaja! Ya verás como les
va a fastidiar estas fotos a Raquel y las apio-friends.
Entre
risas, paseos y fotografías, por fin llegó el día esperado: Nochevieja. El
grupo se dirigía hacia Times Square a celebrar el año nuevo. Allí se encontraron
ante una plaza abarrotada de personas de todas las nacionalidades. Muchas de
ellas, incluso llevaban guardando su sitio desde el día anterior. Apenas podían
moverse. Los chicos pusieron a Mirian y Val entre ellos, para protegerlas de
codazos y pisotones.
Val
no podía apartar la vista de la Torre de One Times Square, y mientras miraba la
cuenta atrás, y pedía su deseo de año nuevo. Cuando el reloj llegó a cero,
Cristian, que también había pedido su deseo, se giró sin pensárselo y besó a
Valeria. Pablo, al ver a su amigo, agarró a Miriam que estaba felicitando el
año nuevo al resto, e hizo lo mismo.
Ambas
muchachas al sentirse en los brazos de otros hombres recordaron a los que
habían dejado atrás y no respondieron como Pablo y Cristian esperaban.
- Estas caen esta noche
como que me llamo Cristian. -Dijo felicitando a su amigo.
- Yo no lo tengo tan claro.
No he visto a Miriam muy receptiva.
- ¿Qué acabamos de hacer? –
Preguntó Miriam abrazando a Val.
- Nosotras nada, aunque
tengo que confesarte que no me ha molestado el beso de Cristian. Pero vamos a
disfrutar del momento. Total, no los vamos volver a ver…
Como
pudieron salieron de entre el gentío para dirigirse al lugar donde les espera la fiesta. Una vez allí,
no pararon de bailar y bromear, y como no podía ser de otra manera, Valeria no
paró de hacer fotos.
Joder, ¡Que cantidad de
manos tienen estos dos! Por no hablar de sus amigos… -Dijo Miriam un poco
molesta.
- ¡Que me vas a contar! Sólo
tienes que ponerles un límite y disfrutar del momento. ¡Déjate llevar!
- Bueno, si todo lo hace
igual que baila…
- Jajajaja! Eso es Miriam. ¡Que
por una vez no va a pasar nada! Ya veremos que hacemos a la vuelta.
Uuuummm cada día me desconciertan más estas dos!
ResponderEliminarNo entiendo mucho esa actitud que han tomado de una forma tan rápida, olvidándose de lo que tienen en España.
Ganas de leer como sigue esto que esta en lo mejor :)
Cada cosa que hacemos, la hacemos por algo... ellas, también tendrán sus motivos, no? ;)
EliminarQuizás en el siguiente capitulo se sepa porque lo hicieron...
Aquí dejo la intriga... jajaja